|
Easy Free Borders from TagBot Borders
El presente Blogg tiene como objetivo dar a conocer algunas enfermedades y a la vez, contribuir a disminuir la discriminación de que somos objeto las personas que las padecemos.
|
|
Hace más o menos una semana, debido a que se me estaban terminando los medicamentos que utilizo para estabilizar y controlar mi esquizofrenia y no tenía los recursos económicos necesarios para comprarlos, comencé a dejarlos. Ya cuando contaba el quinto día sin ellos, a pesar que desde el primer día comencé con los primeros síntomas, éstos se exacerbaron y me fueron provocando la pérdida de todo sentido de la realidad.
Disculpen, de pronto me cuestiono y pienso, qué sentido tiene escribir sobre estas crisis tan personales, la única explicación racional que explica esta actitud es, quizá, que me sirven como catarsis, máxime cuando corro el riesgo a que la lean mis hijos. La verdad es que me preocupa sobremanera que mis hijos sepan los detalles de mi enfermedad, a pesar de que ellos ya saben bastante, pero no con tanto rigor como lo que escribo en este blog. En fin, sigamos adelante.
Los primero síntomas fueron insomnios extremos. Normalmente despierto a los 03:00 de la madrugada, aproximadamente, cosa normal, pero desde que la crisis se inició con fuerza, comencé a despertarme cerca de de la una de la madrugada, es decir, duermo un par de horas. Cada vez que esto ocurre, me levanto, enciendo el computador y comienzo a escribir sobre temas relacionados con mi enfermedad, temas que ustedes pueden leer en este blog.
Recuerdo que cuando niño desde los diez u once años, aproximadamente, me acostaba en mi cama, después de apagar la luz, me cubría completamente, de pies a cabeza, cosa que sigo haciendo hasta el momento, y comenzaba a ver figuras de aspecto pseudo humano cuya expresión eran la de rostros que cambiaban su forma facial de forma macabra, ora payasos que sonreían, ora rostros deformes cuya deformidad mutaba constantemente, etcétera, era como si hubiese estado en el cine viendo una película de terror. Pero yo lo consideraba totalmente normal. Nunca le conté a mi familia. Estas situaciones eran tan normales para mí que incluso se podría decir que lo consideraba como algo natural y que a la mayoría de las personas les sucedía, pensa yo.
Las crisis comienzan temprano, en la madrugada, a eso de las dos de la mañana, en plena obscuridad, salgo al patio a fumar mi primer cigarrillo y mientras fumo, escucho un grito de una voz de mujer pronunciando mi nombre. Es un grito fuerte que me provoca temor y estremecimiento. El origen del grito es difícil de explicar, no sé si proviene de mi cerebro, de mi oído o del exterior, es todo confusión. Acompañado de esta situación se me presentan figuras que veo como siluetas que pasan velozmente frente a mí y que a mí se me antojan siluetas de gatos, veía de pronto figuras de hombres, solamente las formas de personas no así el rostro, incluso siento que me tocan la espalda. Cada vez que me sucede esto percibo un estremecimiento y un miedo indescriptible, todo es caos. Cuando me aqueja una situación de este tipo, no es posible explicar con claridad las situaciones que padecemos. Es como una confusión que me hace perder el sentido entre la realidad y la ficción. Muchas veces me he encontrado, sin darme cuenta previamente, discutiendo con voces acerca de lo que me está sucediendo en ese instante, lo que hago cuando me sucede esta situación es mover la cabeza violentamente como tratando de terminar con diálogo que se produce en mi mente, pero normalmente no ocurre así y sigo escuchando las voces.
En este momento son las 4:32 de la madrugada, me levanté a las 1:20 horas, encendí la combustión lenta y aquí estoy tratando de escribir, sentado al computador, pese a sentirme mareado por efecto del clonazepam y la risperidona. Las dosis de los medicamentos son altas, situación por la cual debiera dormir, por lo menos hasta las cinco o seis de la mañana, pero aún así el insomnio se mantiene. Me serví una taza de café para espantar el frío y la inercia. Hace un par de días mi señora se me acercó diciendo - o mejor dicho reclamándome - que yo le habría enrostrado culpándola por la enfermedad que padezco, y que, entre otras cosas, iba a terminar con mi vida, dándole a entender que me suicidaría, que por su culpa estaba yo cada día más enfermo y, finalmente que en vez de ayudarme a superar los síntomas ella más los profundizaba, esto me lo dijo llorando. Sinceramente yo no recordaba haberlo dicho tal cosa, máxime cuando no es mi visión de la situación en que estoy. Le repliqué que yo jamás le habría dicho algo así, sin embargo ella me respondió que no estaba mintiendo y esa era la verdad. Me había olvidado totalmente de ese diálogo con mi esposa, diálogo que había ocurrido ese mismo día. Le consulté a qué hora, aproximadamente había sucedido, me contestó que a las 13:00 horas. Yo en un principio pensaba que probablemente se lo habría dicho sobredormido, o cuando recién estaba despertando, pero no, fue en pleno día y aún así yo no lo recordaba. Debo aclarar que yo confío plenamente en lo que ella me dice pues ella ha sido mi soporte en esta crisis que estoy viviendo.
En la tarde, cuando ya estaba obscureciendo, salí a caminar, pues ya no soportaba el encierro, creo que fue un error, pues comencé a caminar sin rumbo hasta perderme. Caminé por una calles solitarias, temblando de miedo pues se acrecentaron las visiones y los gritos que eschuchaba. Pasaba desde una vereda a la otra coma huyendo de las personas que se acercaban y pasaban muy cerca, veía cómo sus rostros se mutaban hasta transformarse en monstruos, monstruos que iban cambiando su expresión constantemente. Seguía caminando y sentía a la zaga que alguien o varias personas se acercaban cada vez más, personas que conversaban en voz baja entre sí y que además, esto era lo más aterrador, emitían grandes carcajadas que me hacían temblar, todo mi cuerpo transpiraba. En un momento de decisión me volteaba para ver quienes y cuántos eran, pero, sorpresa; no había nadie. Supongo que todo esto ocurría en mi mente producto de la patología que estoy viviendo.
Ya casi al amanecer, y después de haber encontrado el rumbo, llegué a mi hogar. Mis hijos y mi esposa casi no habían dormido producto de la preocupación por mi enfermedad y por la presunta suerte corrida. Me acosté y a las pocas horas desperté nuevamente para continuar con mi pesadilla sin fin. ¿Cómo serán los normales?.
|
El Mapuche
(Mapu: tierra Che:
Gente; Gente de la Tierra)
Chile
Elección del Toqui Caupolicán
("La Araucana", Alonso de Ercilla, 07 agosto 1533-29 noviembre 1594, España) Con un desdén y muestra confiada asiendo del troncón duro y ñudoso, como si fuera vara delicada se le pone en el hombro poderoso. La gente enmudeció maravillada de ver el fuerte cuerpo tan nervoso, la color a Lincoya se le muda, poniendo en su vitoria mucha duda. El bárbaro sagaz de espacio andaba y a todo priesa entraba el claro día; el sol las largas sombras acortaba mas él nunca descrece en su porfía. Al ocaso la luz se retiraba ni por esto flaqueza en él había; las estrellas se muestran claramente, y no muestra cansancio aquel valiente.
Yo
soy mapuche sí, ese que estaban pensando ustedes. Ese mismo, el mapuche
hediondo, feo, asqueroso, inmundo, ladrón, flojo, borracho, ebrio, cobarde y
otros adjetivos y apelativos que se utilizan comúnmente en Chile en los hogares
de gente “de bien”, en los Twitter, Chats, Blogs, etc., para referirse a
nuestra raza.
Yo
soy ese mapuche hediondo, asqueroso e inmundo que jamás se ducha o se baña, que
generalmente cuando camina por las calles deja una estela de hedor repugnante
que escandaliza a los chilenos limpios, bien aseados y perfumados y que provoca
tanta aversión.
Yo
soy ese mapuche flojo de cabello hirsuto, barba rala que camina por las calles
con la cabeza inclinada por temor a que alguien descubra su ascendencia y su
aspecto contrahecho y su inmundo origen. Ese mapuche que, teniendo tantas hectáreas
de terreno, no es capaz se sembrar unas cuantas papas (patatas) y que cuando
las siembra se las pagan a “precio de huevo” o con un par de maravedíes con lo
cual no alcanza siquiera para cancelar las semillas que se utilizaron para la siembra.
Yo
soy ese mapuche ebrio y borracho que, en cuanto obtiene un poco de dinero,
producto de su trabajo o robos, lo invierte en bacanales con abundantes licores
y vinos baratos bebiéndoselos hasta quedar extasiado y sin valerse por sí mismo
como si hubiese sido tocado por Dionisio o Baco, hijo de Zeus y Sémele. Ese mismo
mapuche que, incluso, llega al extremo de olvidarse de su familia, esposa e
hijos a quienes, producto del estado en que quedó, deja abandonados y hace que terminan
muriendo de hambre producto de mi irresponsabilidad.
Yo
soy ese mapuche ladrón que con el solo hecho de entrar a un supermercado o a un
Mall hace que todas las cámaras de video
y televigilancia se centren en él desde
que pone el pie en el establecimiento, hasta que sale de él sin antes ser
revisado minuciosamente por los guardias de seguridad, todos caucásicos, para
corroborar si entre sus ropas lleva algún botín como un chocolate de 150 pesos
(0,25 euros o 0,35 dólares aproximadamente).
Yo
soy ese mapuche cobarde que en el año 1535 de nuestra era recibió a los
españoles que pisaban por primera vez nuestra tierra (Chile) quienes habían
zarpado desde el Cuzco (Perú), para después de haber cruzado la terrible
cordillera, llegaban al valle de Copiapó liderados por el conquistador español
Diego de Almagro acompañado de quinientos guerreros, más unos 10.000 indios
yanaconas a quienes utilizaban para transportar armas, ropas y alimentos (muchos
de ellos desertaron de la empresa o murieron cansados y extenuados en el
transcurso del camino, antes de llegar a Chile). Ese mapuche cobarde soy yo, quien en cuanto
los vio aparecer en tierra chilena no actuó como lo hicieron nuestros ancestros
en el resto de de los territorios de América quienes, al verlos, consideraron
que eran dioses que venían de otra dimensión y que el hombre y el caballo eran
un solo ser, una especie de centauro, a quienes debían adorar. Y sí que lo hicieron,
pues los españoles sacaban de sus equipajes toda clase de objetos sin valor,
como cascabeles o espejos y se los entregaban a los indianos a cambio de
cadenas o figuras de oro que llevaban como atuendo, siendo uno de los
primeros engaños que se producían por parte de los españoles hacia la gente de
nuestro pueblo.
Ese mapuche soy yo, quien al verlos por vez primera, sin preguntarle quienes eran ni de dónde venían, los atacó sin piedad con macanas, boleadoras, hondas y flechas quemándoles sus casas de adobe recién construidas y dando muerte a la gran mayoría de sus soldados, lo que produjo una fuga masiva a su lugar de origen. Ese mapuche cobarde que, después de triunfar en cada batalla y una vez haber enfrentado a los españoles, se preguntaba en sus reuniones de dónde venían éstos, pues la idea era atacarlos y destruirlos en su lugar de origen sin saber que venían de un lejano país llamado España, uno de los países de Europa .
Ese mapuche soy yo, si, yo soy el valeroso e inteligente Michimalonko, el arrojado Aillafilu, el destacado líder militar Lautaro, el heroico Galvarino, el Caudillo Caupolicán, el sabio cacique Colocolo, la valerosa lider mapuche Janequeo, el artífice de la batalla de Curalaba Pelantaro, el cacique mapuche Anganamon, el héroe del combate de Las Cangrejeras Lientur, el tenaz combatiente Aillacuriche, el gran héroe Kilapan, el cacique de dos corazones Kalfukura, el noble indígena Epulef, el "indiecito santo" Namunkura, quienes lucharon hasta entregar su vida defendiendo, pobremente armados, pero con gran valentía, a su pueblo, de los invasores españoles durante tres siglos.
¡Ese mapuche soy yo!
¡Witrange anay! Wünkey
com pu che ñi duam
|
EL SECRETO
Hoy les quiero contar un secreto,
No lo quiero ver publicado,
Decir que soy, para el resto,
Un discapacitado.
Hoy les quiero contar un secreto
Contarlo de forma tal,
Para que todos lo entiendan,
Sufro una enfermedad mental.
Hoy les quiero contar un secreto,
Y esto sí que me apremia,
Mi enfermedad mental se llama
Esquizofrenia.
Hoy les quiero contar un secreto,
Me hallo tan cansado y desesperado,
Que he decidido sacarlo,
Pues me encuentro desamparado.
Hoy les quiero contar un secreto,
Y viendo que por mi enfermedad hay tanto interés,
Les digo que va acompañada
De tristeza, depresión y stress.
Hoy les quiero contar un secreto,
Y lo que palpo en mi interior,
Es que las miradas del resto
Me hacen sentir inferior.
Hoy les quiero contar un secreto,
Y no lo digo sonriendo,
Pues lo que más me preocupa
Es sentir que me estoy muriendo.
Hoy les quiero contar un secreto,
Lo experimenté, caminando en el huerto,
Y es que casi toda la sociedad
Ya me considera muerto.
Hoy les quiero contar un secreto,
Como un imperativo superior,
Pues yo sé que en su interior
Ustedes se están riendo.
Hoy les quiero contar un secreto,
Pero como es tan grande la maldad,
De toda la sociedad,
Lo he pensado muy bien,
Y he llegado a la conclusión
De que la única solución
Es guardarlo en mi interior,
Y mejor no se los cuento..
|