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lunes, 4 de octubre de 2010

Mi Vida Privada


Mi vida privada




Antes de sentarme a la mesa, ya sea a desayunar, almorzar o en la cena, observo cuidadosamente cómo mi esposa prepara los alimentos. Esto se había hecho una costumbre hasta que ella se percató de mi suspicacia. En cierta ocasión observé, se podría decir, descaradamente todo el procedimiento de preparación del almuerzo. Pienso que ella ya  había percibido esta situación desde hace mucho tiempo, creo yo, porque fue en ese momento en que se desahogó. Me preguntó, o mejor dicho, me gritó cuál era la causa de mi obsesiva desconfianza. Yo, como siempre, guardé silencio, esta situación más la altera. Siempre me sucede que cuando tengo algún altercado con alguien, guardo silencio, no insisto en seguir el juego ya que generalmente soy yo el que pierde la partida, en otras palabras, “me las trago”. ¿Crees que te quiero envenenar?, ¿acaso piensas que yo sería capaz de hacer algo así?, yo, como siempre, imperturbable, no contesté.
Cuando se calmaron un poco los ánimos, y después de haber almorzado, me preguntó más tranquila por qué yo tenía esa actitud con ella. Le respondí que no me había percatado de esa actitud. En ese momento me manifestó que yo estaba enfermo, que era un perseguido, un paranoico. Si bien es cierto, yo había escuchado el término paranoico, siempre lo he asociado a perseguido, pero realmente no me he ocupado en buscar una definición seria y científica.
Si bien es cierto, yo desconfío de ella, tengo mis razones, pero no porque tenga una actitud de desconfianza, sino por las situaciones que se han dado entre nosotros, por ende no creo que yo sea un paranoico. Una de las razones es que constantemente mi esposa me sugiere que yo debiera internarme en un hospital psiquiátrico, porque según ella, yo estoy enfermo. Desde luego que yo reconozco que padezco una enfermedad, pero no me internaría por “ser perseguido”, eso no lo aceptaré jamás. Tengo claro que lo que más le afecta a mi esposa es el hecho de que yo esté en casa, sin trabajar, siempre entre cuatro paredes sin atreverme a lo más mínimo, que es salir a realizar una compra menor. De hecho me ocurre constantemente que cuando ya están todos sentados a la mesa (me refiero a mis tres hijos y a mi esposa), y me avisan que debo almorzar, me cuesta salir de mi dormitorio, la razón superficial es que prefiero estar solo, generalmente leyendo o escuchando música, pero la razón más de fondo es que me avergüenza sentarme junto a ellos. El origen de esa vergüenza no la puedo explicar ni yo tampoco me la explico, pero me sucede generalmente cuando estoy viviendo una crisis, crisis que son casi crónicas.
La causa más profunda de esta situación es el aburrimiento, pero cuando hablo de aburrimiento no lo asocio a la expresión “lateo”. Si averiguamos más a fondo el significado de aburrir, nos encontramos con el sentido etimológico de la palabra y descubrimos que viene del latín “ab – horrere” que viene a significar en nuestro idioma “horror al vacío”. Desde esa perspectiva podemos encontrar algunas de las causas del malestar que me aqueja y es sentir que voy cayendo constantemente al vacío, vacío que no tiene fondo, lo que hace más angustiante mi vida, como dicen los científicos en “caída libre”. Es cierto que en determinadas ocasiones he tenido momentos gratos, pero si continuamos con la analogía del vacío, es como si en mi constante descender me alcanzara a asir de una rama, probablemente no tan firme y producto de su debilidad y mi peso, esa rama se quiebra y continúa el descenso sin fin. A veces en el camino de descenso me voy encontrando con muchas ramas, unas fuertes pero también otras débiles, pero definitivamente todas ceden en algún momento y continúa mi descenso infinito, que quizá será hasta el día de mi muerte.
Creo que mi esposa jamás ha entendido mi enfermedad, de ahí sus reacciones un poco tercas, pero yo la comprendo, pues tengo claro que ni yo mismo entiendo la situación que me aqueja.

2 comentarios:

  1. Hola Luis. Estaríamos encantados de contar con tu colaboración en nuestro blog. ¿Podrías enviarnos algún correo de contacto?
    Saludos.
    Esther.

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